Pontieur
Jounin
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Agujas con cascabel (4U)
Hilos ninja (6 Usos)
Píldora de soldado (5 Usos)
Bombas de humo (5 Usos)
Makibishi (6 Usos)
Senbon
Kyu Yumi
Máscara
Ryous : 8700R Mensajes : 265 Fecha de inscripción : 18/01/2015
| Tema: Misión rango C. Vie Mar 27, 2015 3:55 am | |
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Misión Rango C. Piratas. Un navío se ha dejado visualizar en las cercanías a la costa de Kiri, se ha observado que el navío cuenta con velas negras dando a conocer que es un navío pirata, se desconocen sus intenciones, has sido elegido como el cápitan de un equipo de tres chunnin y cuatro gennin, su deber es investigar la situación y actuar como lo veas más conveniente.
Carente de razón, recuerda aquellos recuerdos que desde hace tiempo ha buscado dejar atrás, mas las garras de los mismos han dejado en el subconsciente de la pelinegra una marca demasiado profunda como para poder borrar tales imágenes. Cuando sus ojos se cierran estos emergen desde las profundidades de su ser, y cuando la luz del día vuelve a dar con sus iris estos logran esconderse en los profundos recovecos de su mente, mas siempre encuentran el camino de regreso. Cuando poco a poco recupera la consciencia que adrede dejó perder, pudo sentir el batiburrillo de palabras a su alrededor, amenazas vanas lanzadas al aire y gritos de euforia que se mezclaban con el olor a alcohol proveniente del aire .- ¡Camina, zorra asquerosa! – Gritaba el capitán, mientras blandía un sable en la retaguardia de uno de los subordinados de Naoto, clavando la punta de su arma en la espalda del mismo alentando el jolgorio consumista de su tripulación. El gennin al cargo de la pelinegra caminaba sobre una larga tabla cuyo final apuntaba al mar, y una vez este hubiera caído, todos los subordinados que los altos mandos de Kirigakure habían dejado bajo el cargo de Naoto estarían en el agua, con cadenas enredando sus manos y sus pies, mismas que poseían la cualidad especial de impedir el flujo de chakra. Bajo los pies del gennin, más de dos mil metros de profundidad marina, algo así como una caída libre en donde mueres antes de llegar al final. Dio un último toque y lanzó al mismo al agua, lanzando largas risas tras su caída que segundos después se convirtieron en un eco generalizado por parte de la multitud de seguidores lameculos que rodeaban al gordo desgraciado este. En el rostro de la pelinegra yacía una plácida sonrisa, una que demostraba la confianza en las habilidades propias que ella misma se tenía y en el plan que la había llevado hasta aquel lugar. Entre su equipo habían logrado eliminar casi dos centenares del escuadrón de ninjas-piratas que el capitán les había mandado; Su espada desgarraba aquello que se interpusiera en su camino, y de esa forma las vísceras daban con su camino al suelo, las vértebras eran separadas las unas de las otras, los puntos de flexión yacían en el suelo inertes, corazones cuyo último latido se dio al tocar el suelo y otros tantos que no ´pudieron ver el filo de su arma aproximarse, sin embargo ellos seguían viniendo, sin aminorar la marcha e ignorando que sus habilidades se veían superadas, mas el cansancio pronto se haría presente, y aquella era una idea que todos se habían hecho cuando tras superar la primer horda podían sentir sus corazones acelerados palpitar. Decidieron rendirse, y sabiendo de las costumbres de los tipos de su calaña, tenían por sentado que esa era la mejor forma de proceder para acabar con el mandamás de la tripulación. Cuando la obligaron a ponerse de pie podían oírse los murmullos en su retaguardia, y sentía el odio en sus miradas; Ella sola había asesinado como a cien de esos tipos, y ellos lo sabían. Cien de sus colegas, amigos y hasta familiares, gente con quienes se habían criado, gente cuyos más profundos secretos ellos sabían y viceversa, y todo eso había llegado a su fin gracias al arma de Naoto, cuya hoja puso fin a todas las anécdotas que estos pudieran contar en estado de ebriedad o pudieran sucederles en un futuro donde ella y su arma no hubieran limado sus esperanzas a vivir diez segundos más. Ahora tenía a tan solo 15 metros de su ser a la persona a la que debía asesinar para acabar con todo ello, más allá de que pareciera tener un estado de indefensión. Docenas de lanzas apuntaban a su espalda, presionando su retaguardia para incitarla a saltar, sin embargo hizo caso omiso a las amenazas. Aún con sus manos encadenadas, inhabilitada de usar su chakra e incluso atando cada uno de sus dedos para impedir que pueda hacer sello alguno, ella tenía un as bajo la manga, y ese as bajo la manga era su espada, nuevamente. - Camina carajo! – Me volvió a gritar el mismo guardia del principio, pero ahora ella se quedó quieta, mostrándole que se rehusaba a cooperar. – ¡Que camines, zorra asquerosa! – Volvió a decirle. Lentamente se dio media vuelta, aún sobre la tabla de madera mas manteniendo el equilibrio para que su destino final no fuese el agua, mirándolo fijamente, como si lo estuviera desafiando y, de hecho, eso era lo que estaba haciendo. – No. – Respondió finalmente Naoto, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro demostrando la confianza que se tenía a sí misma y exasperando consecuentemente al tipo este. - ¿¡QUÉ!? – Gritó el mismo, con un enojo que se dejaba traslucir en su entrecejo. - ¿No me escuchaste? ¿Acaso estás sordo? Dije que no, que no caminaré y no me tiraré al agua. Puedes hacerlo tú mismo si es eso lo que deseas, pero yo no. El agua está sucia y aparte… - Sus palabras fueron interrumpidas cuando intentó clavar su lanza en el estómago de la pelinegra, sin embargo sólo bastó un movimiento para evitar la punta del arma mencionada y rodearla con las cadenas que yacía en sus manos. - Atrapado. – Tras decir aquello, sólo bastó con hacer presión contra el arma mencionada para poder romper cada pequeño eslabón que sujetaba sus brazos, y cuando toda la tripulación logró ver aquello desenvainaron sus armas correspondientes, listos para sostener una batalla contra la pelinegra. Movió sus dedos lo más que pudo y luego agregó: - Qué rico. Extrañaba esta libertad a la hora de poder mover mis dedos. – Sentenció la pelinegra para luego cerrar su puño; Entre la enorme multitud que se abría paso frente a ella se dejó escuchar varios alaridos de dolor cuyo volumen incrementaba aproximándose a la posición de Naoto. Cuando su espada atravesó al último de aquellos mundanos piratas que se interponían en su camino atrapó a la misma desde el mango propio de esta y utilizó el filo de su arma para romper las cadenas que le impedían el movimiento de sus pies. Libre totalmente de aquello, dio un largo movimiento con su katana para intimidar a su rival, el iluso capitán que tenía frente a su ser. – Una vez acabe con todos estos ineptos te voy a romper la cara. – Amenazó la pelinegra, para luego gritar con fiereza: - ¿¡ENTENDISTE!? – Tras aquellas palabras, en un rápido movimiento de su arma el filo de esta atravesó el cuerpo del líder de los piratas cascarrabias, y con otro movimiento en vertical su cuerpo yació tendido en el suelo dividido en dos mitades, con el rojo de la sangre manchando el suelo. Tras aquello, uno de los piratas la atacó, demostrando un gran control sobre aquella lanza que portaba. Evadió fácilmente sus ataques igualmente y cuando saltó, aterrizó por encima de su arma presionando sus dedos hasta que tuvo que soltar la misma. Cuando este cayó al suelo su espada atravesó su cráneo, por lo que no hubo grito de dolor alguno. Con su espada, y además, manteniendo el equilibrio, cortó todas aquellas lanzas nuevas que iban tras su ser. De repente, frente a ella se crearon varias explosiones, las cuales impactaron contra la retaguardia de los cuerpos de aquellos pobres guardias. Estos fueron despedidos hacia atrás, dejándolos tirados en el suelo mas la gran mayoría había caído al agua. – Ya los tengo. – Dijo. Levantó su espada en señal de gloria y entonces sus subordinados aparecieron frente a ella, sanos y salvos, acabando con todo ser ajeno a ellos que permaneciera con vida. Su misión había terminado de forma satisfactoria, sin embargo era ya la segunda vez que lidiaba con piratas y se había cansado de aquello. Cuando volviera a la aldea cruzaría los dedos porque su próxima misión fuera más sencilla. |
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