La tarde manejaba un aspecto lúgubre. Las nubes grises danzaban en el cielo, de un lado a otro. El viento parecía golpear cuerpos con la fuerza de un hombre. Sin duda, una tormenta se avecinaba. Salgo del edificio principal, aun leyendo la información contenida. Esta misión me acarrearía problemas, sobretodo por el chocante efecto del clima en la aldea. Según los reportes, el sujeto ya debía estar en marcha. Así que me dispuse a actuar rápidamente.
Me dirigí hacia el oeste de la aldea, en donde las colinas se alzaban. Era un lugar calmado, de un color verde penetrante y vistoso por la cantidad de flores sembradas. Camino por el sendero solitario, dirigiéndome a la casa al final de la villa. No me molesto en tocar la puerta, sé que esperan mi llegada.
*Eso fue rápido. * Escuche. No desvié mi mirada, quite mis zapatos y entré al recinto. -En cuanto recibí la misión supe que estabas involucrado en todo esto, Neta. - Digo. Ella se encontraba en ropa interior. Una mujer adulta en sus treintas, cabello rojo hasta la espalda baja y tez pálida como la leche. -Siempre tus narices se involucran en la escoria social de la aldea. - Camino hacia ella. El ambiente se encuentra impregnado en nicotina, producto del tabaco. *Pero siempre les soy de utilidad, no por nada siempre acuden a mi* Ella exhala una bocanada de humo en forma de aros. Por mi parte, comienzo a irritarme. El tiempo avanzaba. - Dime Neta, se que conoces al traidor del que el alto mando habla. Escupe todo.- Mi voz se vuelve desafiante. Conocía bien como tratar con ella. *Te estas apresurando, sabes bien mi procedimiento*. Supe inmediatamente a lo que se refería. Algunas personas carecen de sentido común. O quizás pensamos eso. La lógica apunta a que es el dinero el medio de pago universal. Pero; existen personas que se limitan a solicitar otros medios de pago. El de Neta, era un tanto peculiar. Ella sólo pedía dientes y huesos por sus servicios. Calcio en si. Nadie sabia por que, o para que. Solo había que cederle una módica cantidad de huesos o dientes y ella cantaría todo lo que quisieras. De mi bolsillo trasero saque un saco de color gris, y lo coloque sobre la mesa de madera. Ella sonrió. ¨*Ahora si nos entendemos. * Dice mientras inspecciona la bolsa. - Pierdo mi tiempo Neta, comienza a hablar. - Insisto.
Ella sonríe. De forma picara y sádica, como bien ella sabe hacerlo. *Supongo que te dijeron que ese traidor va en camino a un punto de encuentro. Siempre hay sapos en todos lados. Mírame a mi por ejemplo. Es Nathaniel. Lo conozco bien. Y efectivamente, ha traicionado a la nación y se encuentra en camino hacia el punto de encuentro para entregar información confidencial a la banda de criminales, a la cual por cierto, yo trabajo.* Un silencio se hizo presente. - Neta, tu deber es con el diablo y todos sus demonios, no con los humanos. No te hagas la moralista ahora y dime donde sera ese punto de encuentro. - Me mantuve firme. Podía ser muy persuasivo e insistente cuando me lo proponía. Ella no vacila, sabe que la conozco bien. *Por la hora, es imposible que lo alcances en tierra. Tampoco en Mar. Al Noroeste, saliendo por el puerto principal, a unas dos horas aproximadamente te encontraras con una pequeña isla. Es el sitio de encuentro. Sin embargo, te podrán divisar a kilometros antes que puedas llegar, asi que tendrás que pensar como llegar sin que estos se enteren. * Ella finaliza con una fuerte inhalación de su pipa. Yo me quedo en silencio y sonrió. - Siempre tan eficiente. - Guiño mi ojo y me marcho del lugar.
Preparé todo el equipo. Según Neta el lugar en que Nathaniel le entregaría la información a la banda esta a dos horas, y no disponía de ese tiempo.
Me dirigí hacia el cuartel, donde sabia podría encontrar ayuda de un camarada shinobi. Al explicar la situación, accedió en cooperar facilitándome el transporte mediante su técnica de invocación. Pero que una vez sobre la isla, quedaría solo. Pues el mismo tenia otra labor pendiente.
Atravesamos el océano, pero por el cielo. Y a unos minutos, logre divisar la isla en forma de caracol. Y 2 navíos acercándose. Debían ser los criminales. Nathaniel ya debe estar alli.  Descendí al vacio aterizando sobre algunos arboles desde la parte trasera. Introduciéndome en solitario entre la maleza. Ahí estaba. El traidor al cual debia llevar a la justicia. Por suerte, aun los criminales no atrancaban en puerto. Me acerce silente. -Se siente bien traicionar a tu nacion, Nathaniel.- El reaccionó. con su guardia arrojó una serie de kunais a mi posicion, los cuales impactaron en un tronco gracias a un remplazo.
Por su parte, el detiene con un movimiento astuto un kunai que casi atraviesa su nuca. El gira hacia atrás, siendo amortiguado por la arena de coral. *Tu no conoces mis razones. Vas a morir aqui por entrometerte.*
La información no se equivoco. El sujeto poseia artes ninjas, y tras un sello de mano lanzo unas esferas llameantes hacia mi cuerpo. Corri hacia un lado añadiendo chakra a mis pies para no enterrarme en la arena y aumentar mi velocidad. Pero el seguía escupiendo bolas de fuego mientras me movia. Realice una serie de sellos y genere una pequeña red, la cual arroje hacia su boca. Un tiro perfecto. La masa de seda y chakra se unió a sus labios sellándolos por completos. Entre su intento de quitarla con sus manos, no se percató de la oleada de seda que pronto le abrazo todo el cuerpo. Pero, habia sido timado producto de un cambio de cuerpo. El seguia colocando resistencia a su captura, o quizas queria hacer tiempo mientras los criminales llegaban y acorralarme entre todos. No podia permitirlo. Ubique su posicion, a unos metros de mi. Aun mantenia su boca sellada, al menos el sapo no podria hablar. Corri hacia su posicion. El se coloco en guardia. Chocamos kunais, y tras un rebote, lance varios hilos a su posicion. En un instinto, el se defiende con su brazo, los hilos se adhieren al mismo, y yo sonrio al pronunciar un cantico en voz baja. En segundos, una descarga electrica viaja por la seda dorada e impacta en el cuerpo de Nathaniel, entumesiendolo y dejandolo completamente inconsciente. Amarro sus manos y pies con hilos - Mejor vamonos antes de que tus amigos nos vean, vi tu acorazado al otro lado de la isla. - Digo. Con un hilo de seda arrastre su cuerpo por toda la isla. En rumbo hacia su barco. Lo asegure en un mástil para que no intentara escapar al oceano una vez regresara en si y se diera cuenta que habia sido timado y se encontraba en camino a sufrir las consecuencias de sus actos. Desatraque el barco. Leve las velas y fije el rumbo a la aldea. Efectivamente, el dia gris iba a impedir un viaje calmado de regreso a casa. Los dias asi avecinan siempre mal augurios. Malos presagios. En este caso, la mala suerte fue mas para Nathaniel que para mi. La marea se encontraba fuerte y alborotada, Con la ayuda del telescopio divise hacia atras y me di cuenta que los navios de los criminales me seguian. Podia usar la marea como ventaja, estaba tan rebelde junto con el viento que jamas podrian alcanzarme hasta llegar a la aldea. Supuse que se darian cuenta y desviaron el rumbo. Embarcar en puerto shinobi siendo criminal no es una idea sensata. Tras unas horas de curso turbio, atrancamos en puerto, en donde la seguridad de la aldea esperaba con ansias para encargarse de Nathaniel. De esta forma, habia logrado atrapar al traidor y culminar la mision