— Era una mañana soleada. Pocas nubes danzaban en el inmenso mar azul, dejando observar la infinita extensión del mismo. Era un día adecuado para ejercer sus funciones como miembro militar de la aldea. La joven kunoichi habia recibido una importante encomienda hacía apenas unas horas, y se disponía a darla por resuelta lo mas pronto posible. Preparó un pequeño Kit de utensilios y herramientas necesarias, asi como botellas para hidratacion y alimentos. Había recibido el entrenamiento adecuado para soportar el calor del desierto, sin embargo; unas golosinas nunca estaban de mas, la fatiga podría atacar si no tomaba sus previsiones. Marchó con fervor hacia la puerta en "The Wall", cruzó la misma realizando un saludo picaro hacia los guardias de turno, sin detenerse a cruzar siquiera una palabra. A medida que avanzaba, sus pies se clavaban en la arena de forma mas constante. No era sencillo andar por las grandes colinas de arena fina, pero sabia como desplazarse a traves de ella de forma mas sencilla. Pronto sus pies desaparecieron, las huellas en forma de calzado fueron sustituidas por un rastro en zigzag. Lo que anteriormente eran las extremidades inferiores de la Kunoichi, ahora era una enorme cola de serpiente. Esta forma le permitia avanzar de una forma uniforme y con mayor velocidad. Ubicó en su mochila un mapa de la zona, con un punto marcado en coordenadas. La ruta donde se habian registrado el mayor numero de desaparecidos estaba cerca, por lo que Lucy tenia un punto de inicio, sabia por donde iniciar, asi que se dirigió hasta alli lo mas rapido posible.

Los rayos de sol eran intensos. Polvo del desierto intentaba entrar en sus globos oculares, por lo que constantemente su vision era interrumpida. La zona sur del pais era una lugar bastante inhóspito debido a las condiciones climaticas que lo asechaban continuamente: Tormentas de Arena. Como un maremoto de sedimentos, a diario la zona era inundada por gigantescas corrientes de polvo que impedian el libre transito por dicho lugar. ¿ Que mejor lugar para comenzar tu búsqueda que uno en el cual nadie nunca podria entrar? Pensó la joven Schwartz, intrépida y decidida en dar por terminada su mision. Sabia que la zona estaba bastante cerca de las rutas donde usualmente se registraban los ataques de secuestro, por ende era de esperar que la guarida estuviera lo bastante cerca igual. Un anciano loco no puede arrastrar por las dificultades del desierto un cuerpo tanta distancia. Mantuvo sus sentidos alertas, usando chakra de naturaleza viento para dispersar un poco la cantidad de arena en el cielo y mejorar su vision. Manionbro entre la ceguera y la desorientacion, y quizas por azar del destino, pudo divisar una pequeña colina de roca maciza. Se acercó, en ella notó un extraño acabado, como si la colina hubiese sido alterada, y asi era. Había una extraña entrada alrededor de un arco de concreto. A lo lejos logro divisar un cuerpo, un hombre con joroba y una vestimenta peculiar llevaba a sus hombros a un niño al parecer inconsciente. Bingo, pensó. La joven de cabellos azabache no dudó en usar una de sus estrategias, se tiro inconsciente cerca de la entrada y espero que su plan funcionara. *Una joven perdida.. que afortunado dos en un dia, y esta llego solita a casa. * El anciano marco una combinacion de numeros en un panel numerico y la puerta se abre, en ese instante me coloco rapidamente de pie e inmovilizo al sujeto con serpientes que violentamente salieron de mis mangas. - Gusto en conocerte, ahora si... entremos viejo. - Dijo la kunoichi al tiempo que arrojo el cuerpo del anciano dentro de la cueva. Dentro vió lo peor, varias maquinas con cuerpos denudos dentro. *El rumor era cierto...* Pensó. No queria saber lo que hacia con dichos cuerpos, solo anhelaba terminar su trabajo y salir de ahi. - Tu me acompañaras anciano. - Sus serpientes mordieron el cuello inyectando un sedante. Se dio un poco de tiempo para contemplar el lugar, y buscar posibles sobrevivientes. Sintio el chakra a los alrededores, habian unos sujetos con poca emision de chakra en algun lugar. siguio el rastro hasta un calabozo, en donde varios niños y jovenes se encontraban. Miraban con miedo, temblando. Se veian hambrientos y debiles. -Descuiden, soy parte de la armada de suna, he venido a rescatarlos. - Logré abrir el cerrojo y los jovenes salieron. - Tendran que seguirme, si no moriran en el desierto. - Reparti agua entre ellos de mi suministro para que pudieran continuar el viaje. Finalmente todos salimos del lugar, llevando el cuerpo del anciano hacia la unidad de interrogatorios, y dando el lugar exacto de la cueva para que fuera registrada por el equipo de investigacion y forense.