Misión Rango D Vandalismo en la Ciudad Parte II

Tema: Misión Rango D Vandalismo en la Ciudad Parte II Sáb Mar 07, 2015 9:40 pm

Habían pasado alrededor de una semana desde la ultima actividad de Tatsuya como shinobi de la Roca. Su misión previa fue el capturar una banda de mocosos sin respeto alguno por los monumentos de la aldea. De vez en cuando durante la semana se preguntaba que habría sucedido con esas tres molestias, pues, esa noche, simplemente los arrojo como cualquier cargamento en la puerta de la casa del Director Kishimoto. De cierta manera le gustaría saber que tipo de castigo recibieron estos vándalos; Sin embargo, hay que tener cuidado con lo que se desea... Pues puede volverse realidad.

Off: Notese la reference (?)

Las agujas del reloj marchaban, con su incesante tic-tac al caminar. Marcaban las 12 del medio día y los sirvientes de la casa Shiba se encontraban sirviendo el almuerzo. La familia de Tatsuya no era muy unida, sus padres se habían divorciado hace algunos años, y el jinchuriki no mantenía una buena relación con su padre, con el cual vivía. Una empleada, joven, de cabellos castaños y ojos color miel, hizo acto de presencia en la habitacion de Tatsuya, con una bandeja de plata, donde traía los alimentos de su jefe; Sin embargo, en esa misma bandeja se encontraba un rollo, con el sello del director de la academia.

-May, ¿cierto?- Las palabras se deslizaban como seda desde los labios del joven Shiba, con un tono de superioridad, sin temor a equivocarse con el nombre de su empleada. Si bien era cierto recordaba su nombre, no podia dejar que una simple trabajadora de su casa notase que eso sucedia, debia mantenerse una linea definida entre estos, como un abismo que les separaba en todos los sentidos. La chica tartamudeo, temerosa de lo que su jefe podria decir -U... Un shinobi estuvo aqui hace rato, me pidio que le entregase esto señor- ¿Un rollo de la academia? Debia ser una felicitacion sin lugar a duda, por su excelente trabajo hace unas noches, eso debia ser seguramente... O al menos, eso pensaba Tatsuya

El ego, el orgullo y la soberbia. Las 3 mayores debilidades de Tatsuya le jugarían una pequeña broma esta vez, o quizá, el destino se encontraba de un animo bromista ese día. Sin responderle a su empleada, quien simplemente dejo la habitación luego de dejarle todo al heredero de la familia Shiba, tomo el rollo entre sus dos blancas manos, casi saboreando los laureles, que en su imaginación estaba por recibir. El rollo se abrió, y su contenido se revelo. Je... Quien diría que el destino puede ser tan simpático. El rostro de Tatsuya palidecio, y sus manos dejaron caer el rollo que sostenia. -¡¿Cuidarlos... de nuevo?!-

Su misión consistía en cuidar que los chicos que había capturado hace no tanto tiempo, cumplieran con su castigo como era debido. Al parecer se le consideraba un excelente niñero. El enojo del pelinegro duro poco, entro en razón rápidamente, pues no es como que arreglara algo hacer un berrinche o incluso hacer explotar toda la casa. La decisión había sido tomada y no había nada mas que pudiera argumentar. El shinobi se levanto rápidamente de su sillón, abriendo la ventana del balcón que se encontraba a pocos pasos de donde se encontraba, y dejando que la belleza de su aldea le endulzara los ojos

Una pequeña figura de pelícano se formo en la palma de Tatsuya, otra magnifica obra de parte del mejor de los artistas. Tatsuya lanzo el pelícano por la ventana, para luego saltar el. Una nube de humo blanco prosiguió a este acto, la cual fue disipada por el viento creado por las alas del vehículo aéreo del artista. Queria acabar con esto lo mas rapido posible, asi que su destino estaba fijado desde el momento en que leyo el contenido del rollo: La Academia Ninja. Los 3 chicos estaban en la entrada de la academia, con baldes de pintura, brochas, y escobas, las cuales Tatsuya pudo divisar desde el cielo. Los chicos parecian impacientes, y hablaban de cuanto se tardaba el chico que los cuidaria, cuando, sin previo aviso, fueron apresados por el poderoso y amplio pico de la creacion de Tatsuya, seguido por diversos gritos, entre los cuales sobresalio el "¡No otra vez!".

Toda la tarde Tatsuya se encargo de vigilar, dirigir, transportar e incluso ayudar a los chicos en su labor de redencion. A eso de las 8pm todo el trabajo estaba hecho. Tatsuya se despido de los chicos y por fin, esperaba el, termino su calvario

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