Había llegado al encuentro, repartiendo mis papeles junto a los clones del muchacho al que por el momento tenía por aliado. Cuando me hube sentado en el techo más papeles habían acompañado al cuerpo original del muchacho, para prevenir posibles ataques del viejo. El tiempo estaba como siempre, nublado y sin ánimos de llover, más no había presencia alguna de chakra alrededor ni nuestra ni de ninguno de los clones y lo mismo se podía decir de todo el agua de alrededor. Estaba atento a cualquier cambio, pues valía más el prevenir que curar en situaciones así.

Las palabras comenzaban a retumbar no sólo en la cabeza de mi clon, sino también en la mía propia. Palabras con un tono familiar, el de un viejo de un poblado que me trató como alguien de su familia hacía ya años y visitaba con frecuencia. Me hacía gracia que imitase esa voz, pero era algo que ya había escuchado en el pasado, no muy lejano, algo que nos traía a la situación actual...

Flashback escribió:

Me encontraba en un poblado alejado de las tierras de la niebla, después de pasar por los destrozados pueblos que había provocado la "gran" Kirigakure que se encontraban alrededor de esta, adueñándose de su mercado, su economía y su independencia. Aquellas que no querían unirse a la esclavitud se encontraban así, en ruinas. En ese pueblo había ayudado a un pequeño malcriado a disciplinarse después de destrozarme mi gabardina.

Por el mercado de ese pueblo, mercado que era el pueblo en sí, pues no daba a más, encontré un gran puesto de telas, grande en comparación con el resto de los puestos. Y ahí estaba, el viejo que actualmente estaba en la puerta de la aldea, ese viejo de extensa barba y cabellos nulos por encima de las cejas. En primera instancia no me fijé en él, simplemente buscaba telas para mis atuendos, que descansaban en mi brazo. Aunque yo no me fijé, el seguramente sí y me recomendó el material perfecto para reparar mis ropas, más lo que más me sorprendió fue que su voz retumbaba completamente en mi cabeza, con la voz de un antiguo anciano al que tenía mucho aprecio.
No eres un viejo normal y corriente, ¿eh? Ciertamente no lo era, pero en esa ocasión no le compré la tela.

Fueron en las siguientes visitan en las que empezó a hablarme del porqué de estar allí, de su organización, aquélla que buscaba reescribir la historia, obtener poder y tumbar la hegemonía de las grandes aldeas. Dio en el clavo con el último punto, odiaba, al ser nómada, que pequeñas aldeas que visitaba fuesen destruidas por una aldea más fuerte. Sin embargo, no le daría una respuesta de inmediato, pero sí le compré dichas recomendadas telas.

Dos visitas más fueron necesarias, simplemente para pasarme y hablar con el viejo, para aceptar su propuesta. Simplemente era unirme a un reducido grupo y ayudar a destruir una de las cosas que mas odiaba, como eran las grandes aldeas. El hecho de vivir en una por un tiempo era simplemente porque las aldeas que rodeaban esa villa habían sido destruidas casi por completo y no podía descansar en ellas.

Fue una ultima conversación breve, pero como sabía que actualmente residía en Kirigakure, él me comentó su plan, el cual era muy simple, ciertamente. Lo que importaba era que regresase a la villa y esperase a que alguien requiriese al líder en la puerta, en un tiempo alrededor de una semana y que yo fuese a atenderle junto a la sombra. También acordamos cómo sabríamos quiénes eramos y cuándo actuar. Yo le avisaría con una frase tan simple como cualquiera, que no desentonase demasiado, "Qué recuerdos de mi juventud viejo, te pareces a mi padre", al escuchar esa voz en mi cabeza. El comienzo de la actuación, cuando él enseñase el pergamino.

Y así es como una semana después, el que parecía estar en ventaja númerica pasó simplemente a estar en una gran desventaja, rodeado por el enemigo, no solo en sentido abstracto e indefenso, pues era imposible que dos sensores, entre ellos uno especializado, no supiese que había hecho. Mientras el monólogo se daba, mis papeles con la forma burlona habían pasado a estar a los lados y espalda del todos los clones y del original, exceptuando al clon acompañado del mío, que ya tenía más que suficientes papeles junto a él.

El viejo, Furui según me dijo en el pasado y dijo ahora en el presente, sacó de entre sus ropas la señal de inicio, un pergamino con el objetivo de ser entregado al Mizukage real, dado que se había dado cuenta de las burdas imitaciones. El muchacho, que yacía detrás de la entrada de madera, a 5 metros de mí en horizontal y a cerca de 5 en altura, recordemos que me encontraba sentado en el borde más próximo al puente, observaba casi obsesionado las acciones del viejo y los clones junto a él con una bola de cristal, algo que yo también podía hacer, aunque nunca me centraría tanto en lo que observo.

Comenzaba el movimiento, Furui pasó por el lado de mi copia. Un paso del viejo tras pasar las copias y pude notar cómo el muchacho se preparaba para algo. Dos pasos y no pudo hacer nada más. Era simple, esos papeles que habían estado acompañando a todos, clones y original, no eran nada más que una trampa, pero claro, era imposible darse cuenta de que eran una técnica desde el principio, dado el hecho de que todos y cada uno de los papeles que creaba poseían mi chakra, ni yo mismo sería capaz de distinguir si se contenían algo más que solo el chakra para moverse, algunos necesitan más que otros si se van a mover más lejos. En el primer paso, los papeles habían terminado de posicionarse, simplemente moviéndose unos centímetros, levitando como habían hecho hasta entonces y antes del segundo, todos se quedaron paralizados, bloqueados, sin movimiento alguno, incluido el original y ese clon que intentaba estar bajo tierra, mis papeles al paralizar ese en concreto, lo habían reventado al estar demasiado próximos y no levitando alrededor, sin dejar ningún indició de chakra alrededor. También el del puente, más este era paralizado por mi copia y la técnica antes mencionada. Mi copia misma había sido un transporte para los papeles que contenían la paralización. Despegándose desde el interior de las ropas y rodeándolo y paralizándolo antes de poder hacer siquiera un movimiento de manos. Con eso y mi clon agarrándole con la mano izquierda su mano, no podía hacer nada. Estos se encontraban a unos 15 metros de mí, mientras que el viejo había seguido andando, tranquilamente. Con toda esta agitación, una pequeña niebla se había acercado a nosotros, comenzando a descender desde lo alto hasta llegar en ese momento a los 3 metros de altura sin parar de bajar hasta toparse con el suelo. En esta aldea estos fenómenos aparecían cuando menos te lo esperabas.

No había escapatoria, ni una sola marca de chakra a la que escapar, y aunque la hubiese, no podía moverse a ella, ya estaba paralizado sin haberse dado cuenta. Todo por el hecho de observar a través de un cristal y no por sus propios ojos. Mi mano se encontraba abierta aún, no terminaría la ejecución de ese jutsu hasta que el viejo no quisiera o hasta que notara un intento de escape. En realidad no atacaba al muchacho, él era un simple perro a las órdenes de mi objetivo real, la destrucción de la hegemonía de la propia aldea que destruía a los pequeños poblados, como si fuese selección natural.

Activos:

Jutsu:

Aclaraciones: