El Gato Fantasma & El Artista Explosivo [Entrenamiento Bijuu Fase 1] [Pasado]

-Estas demente... ¡Es un niño! No... mas importante... es mi hijo, mi único hijo... ¿Y si algo sale mal? ¿Te lo perdonarías Haru? Manchar tus manos con la sangre de nuestro único heredero, y que el 2 colas se desate para devastar la aldea... ¿Acaso no tienes corazón...?- Es difícil ver a un hombre poderoso llorar, no... es simplemente penoso ver un hombre llorar. Dicen que las lagrimas solo brotan de los ojos de un hombre cuando su alma es herida, y que estas son sinceras. Pues esa noche de abril, esa tormentosa noche donde Tatsuya, quien tenia a penas 6 años de edad, quedo marcado para toda su vida. Su poder, ¿la mas grande bendición? Puede ser, pero también, puede que sea la cadena mas pesada, con la que ningún niño debería cargar, es mas, ninguna persona, ya sea adulto, joven o viejo.

Las peleas en su casa se habían vuelto algo común, casi rutina, lo cual llego a insensibilizar al pequeño Tatsuya a estas; Sin embargo esta noche era diferente, se trataba de una discusión muy fuera de lo común. El inocente niño espiaba por el espacio que se había formado por la puerta medio abierta de la habitación de sus padres, esa noche donde los rayos parecían rasgar el cielo, y los relámpagos aullar en medio de la oscuridad que brindaba la reina de los astros, escoltada por un millar de centinelas brillantes que jamas la perdían de vista, aquellos centinelas que desde tiempos inmemorables, incluso antes de la existencia de los humanos, ya la estaban cuidando como el mayor de los tesoros.

-¡Entiende por el amor de Dios! Es la única vasija, los ancianos han hablado y no hay nada mas que se pueda hacer. Apartate, o me veré obligada a partirte por la mitad Shiro...- Haruhi Yoshida, la madre de Tatsuya, y la mejor marionetista del País de la Tierra, quedaría tatuada en la memoria del candidato a jinchuriki como la mujer que intento matar a su esposo. Una figura de aspecto humano a simple vista, con una túnica roja como única vestimenta, y en lugar de manos poseía 2 espadas, quizá la criatura mas horrorosa que el niño había visto hasta el momento, se erguía, levitando al lado de su madre. Se trataba de su obra maestra: Li. -Haru... Se razonable... te lo suplico...- Las lagrimas brotaron nuevamente de los ojos de Shiro Shiba, como una fuente de agua amarga que recorría sus mejillas cuales ríos de sufrimiento. -Sabes que lo amo... lo sabes bien Shiro... Pero no hay otra opción- Una pequeña lagrima corrió a toda velocidad, suprimida quizá, para encontrarse rápidamente en un abrazo contra el suelo. Un suave movimiento, casi imperceptible, del meñique derecho de Haruhi, sucedió para que un senbon saliera disparado directamente de la pupila de Li, hacia el hombro de Shiro, quien solo pudo soltar un ultimo suspiro lleno de angustia antes de caer profundamente dormido en el suelo.

Dolor. Incomprensión. Responsabilidad. Deber. Inmutacion. Terror. Estas y muchas cosas mas convergieron en la mente del pobre chiquillo al ver a su madre tumbar a su padre en el suelo. Tatsuya penso que ese seria el fin, su madre habia matado a su padre, según el. La marionetista habia perdido la razon por completo, y ahora... ahora venia por el. Haruhi Yoshida, y su marioneta, Li, se acercaron lentamente a la puerta, como calculando, o quizá, saboreando cada paso que estos daban. Un relampago, mas fuerte y estruendoso que los demás, partio el cielo en dos, e ilumino la mitad del rostro de aquel adefesio con figura humanoide, haciéndolo ver aun mas aterrador de lo que ya era. El suelo de madera rechinaba, los pasos de la madre de Tatsuya eran pesados, quiza por el cargo de conciencia, quiza por las respónsabilidades que tenia... Quiza por el dolor que le causaba obligar a su hijo, bueno, mas bien condenar a su hijo, a una responsabilidad con la que nadie deberia cargar.

Última edición por Tatsuya el Vie Mar 20, 2015 8:48 pm, editado 2 veces

Nueve Demonios. Nueve Vasijas. Nueve Vidas Diferentes. Nueve Objetivos. Nueve Armas para la Guerra. Nueve... Ese maldito numero... Que tantas desgracias causaria en el mundo, como la peor de las maldiciones, o quiza, la mejor de las bendiciones. Todo esto, dependiendo de la perspectiva o angulo en que se viese, tanto como de la persona que lo hiciese

Como si el tiempo y la distancia fuesen eternos, la madre de Tatsuya parecía jamas llegar a la puerta, mientras el miedo del niño crecía en su interior, inspirado por el mismo ser que le dio la vida, el mismo ser que lo cargo en sus entrañas, el mismo ser que casi pierde su propia vida al momento de que el tan esperado y codiciado niño, que se esperaba, fuese la nueva cara de la reciente compañía fundada por Shiro, hacia unos 3 o 4 años, que estaba floreciendo en esos momentos. De pronto, hubo un silencio profundo. Una incomprensible paz, una oscuridad abrumadora, una lluvia implacable... El escenario perfecto para esta función de dolor, sufrimiento, soledad y sobretodo... Confusión.

Sangre. Oh precioso y limitado liquido de la vida, ¿Por que embistes el aire, en busca de libertad fuera de la prisión que siempre fue tu hogar? ¿Por que dejas este cuerpo que tanto anhela tus caricias?, aunque sea por una ultima vez, recorre mi interior por los viejos tiempos, oh mi mas fiel y viejo amigo, al menos despídete de mi, en uno de tus calurosos abrazos y vete, sin mas preámbulo junto con mi vida, que se escapa contigo.

Dos sujetos vestidos con túnicas color blanco, que les cubrían de pies a cabeza y que ademas vestían mascaras, de color blanco igualmente, estaban parados de pie, uno junto a la madre de Tatsuya, y otro atrás de Li. Tatsuya no alcanzaba a comprender que acababa de suceder, solo sabia que el cuerpo de su madre se estremeció por unos segundos, para luego caer estruendosamente en el suelo, mientras los hilos de chakra que salían de cada no de las puntas de sus dedos se desvanecían en el aire, esos hilos azules se tornaron cada vez mas pálidos hasta desaparecer en cuestión de segundos, dejando la nada en su lugar; A su vez, la marioneta de su madre, yacía en el suelo, partida por la mitad, acción seguramente de la misteriosa figura que se erguida tras esta, que permanecía inmutada, como si nada hubiese pasado

Habia una herida de espada, que recorria desde el cuello, hasta la espalda baja, del cuerpo de la madre de Tatsuya. El extraño sujeto poseia una espada corta, con un mango de madera color negro, y unos adornos en forma de rombos dorados, de la cual emanaba una especie de aura chisporroteante, de color azul. Algún tipo de tecnica raiton, seguramente. Si bien era cierto que su madre habia perdido la razon, era poco probable que esta lastimase a su propio hijo... aunque bueno, ahora el chiquillo de cabellos negros, y ojos azules, Tatsuya jamas podria averiguarlo, por lo cual, tendria que vivir con esa duda toda su vida.

La sangre brotaba del cuerpo ya inerte de Haruhi, como un rio de agua carmesi que bañaba su espalda, y el suelo que estaba a su alrededor, dejando asi un charco de muerte. Ese mismo charco, quedaria en la memoria de Tatsuya, tatuado, como uno de los recuerdos mas dolorosos de su infancia, tan solo superado, por lo que vendria a continuacion. La espera se hacia eterna, quiza, Tatsuya solo esperaba un final rapido, como el de su madre, a pesar, de que desconocia las intenciones de los hombres que habian irrumpido en su casa como el rayo, que entra y sale sin el permiso de nadie en el cielo, ni en la tierra.

Las dos figuras parecian haber sido enviadas para esta mision en especifico, pero ¿Que querian? ¿Por que seguian ahi? ¿Seria Tatsuya su proximo objetivo? Tantas dudas, ninguna respuesta, y tantas opciones para reaccionar.

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