Iba pasando por la ciudad con un único destino... el despacho del Hokage, un ser invisible y sin rastros de chakra con un único propósito transito a alta velocidad en dirección al despacho sin más preámbulos levitando evitando hacer sonido alguno para así evitar llamar la atención de alguna u otra forma externa a la vista y a la detección de chakra, inclusive sonora.