Un impulso, afincando mis pies imbuidos en chakra en la ultima rama de aquella palmera. Detras de mi, una torrencial lluvia acida que poco a poco desintegraba la vida del lugar dado su alto contenido de azufre y nitrogeno. El salto es prolongado, casi planeaba sobre el aire, antes de atravesar la pared invisible. Como traspasar una barrera de gelatina, fui absorbido y expulsado a una nueva area. En el aire, la visualicé. Era un infierno. -Demonios- Pensé.

Aterrice en un piso ardiente. El calor se colaba por mi calzado. Observo el pergamino de la tierra en mi mano derecha. Con esto tenia un boleto asegurado a un nuevo rango, debia llegar al centro, y eso significaba atravesar esta zona infernal. Comencé a sentir el agotamiento. Con algo de suerte, quizas nadie se encuentre cerca y asi pueda descansar mientras cruzo este lugar. Mi chakra era escaso, pero no lo suficiente como para realizar 2 o 3 tecnicas mas. Afortunadamente, mi tecnica de telaraña de oro no requeria gran cantidad de energia. Amasé oro en forma de bola y lo adherí a mis suelas, de esta forma el calor no podia hacerle mayor daño a mis pies. Arraigue con seda el pergamino de la tierra en mi espalda, justo al lado de el del cielo. Comencé a caminar.

Parecia estar solo en esta llanura infernal. Observo a la distancia una formacion rocosa, de cuya cuspide hemanaba una inmensa chimenea de humo. -No tardará en erupcionar... y ahora que los controladores saben que poseo ambos pergaminos seguro no me dejaran llegar tan facilmente al centro. - Pienso. Sigo andando, caminando a paso constante. Decido tomar una goma de mascar preparada, como ninja medico, siempre llevaba uno que otro truco bajo la manga. Este suero jugoso en la goma de mascar servia como medicina. Un tratamiento que aceleraba en mi organismo la curacion, y me permitia recuperar el cansancio mas rapidamente. De esa forma, seguro en pocos minutos podria seguir mas rapido para poder salir de ssta zona de fuego.

Las llamas de la hoguera iluminaban la calida noche. Si bien este humo era una señal en luces de neón que indicaba mi posición a todos los depredadores que desean con ansias los pergaminos que poseo, tambien necesitaba alimentarme. Desde que el examen dio inicio no había ingerido nada mas que golosinas y agua para sobrevivir; ahora moría de hambre. Como un leon cubierto, decido cazar algunas zarigüeyas y roedores que, de noche, salian a alimentarse. A fuego de leña, cocino mi comida y alimento mi estomago. El sabor es fuerte y la sensacion reconfortante. Habia recuperado gran parte de mi energia, la cual habia agotado súbitamente en batalla.

Recuesto mi espalda contra una roca. Las llamas poco a poco consumian la poca leña que quedaba. La luz se apagaba, mientras la luna hacia acto de presencia en el cielo. Tomo mi mochila de provisiones y saco los instrumentos para armar la tienda. Coloco los soportes y extiendo la lona de color oliva sobre los palos atados con cuidado a picos clavados en la tierra. *Bien, pero asi no dormiré seguro.* Pienso. Estaba en medio de un terreno irregular, con un volcan que podria hacer erupcion en cualquier segundo, era suficiente peso de carga como para imaginar tambien los posibles asechadores que merodean por fuera. *De ningun modo, necesito dormir* Realice una secuencia de sellos, y de mi boca comence a escupir grandes cantidades de seda que cubrieron la tienda por completo, transformándola en una coraza de oro macizo. Saque mi bolsa para dormir, y tambien mi libro favorito, matar a un ruiseñor. Mientras la luz de la hoguera se extendian, leí cuatro capitulos antes de caer inmerso en un profundo sueño. No sin antes, cubrir la entrada de la tienda con seda, lo que sellaria completamente el lugar, a excepcion de pequeños agujeros perforados para la entrada de oxigeno.

El sol desplazo a la luna con furia. Su luz matinal acabo con el manto de la noche. Pero mucho antes que eso sucediera, ya habia abandonado mi campamento. Mis energias se encontraban al cien porciento ahora, y mis animos mucho mas elevados. No tenia hambre, tampoco cansancio, solo determinacion corria por mis venas, asi que avancé furioso entre la planicie de roca, bordeando aquel volcan que a cada minuto recordaba a mi mente que me encontraba en un sitio inhóspito. Tras algunos kilometros, logré llegar a un risco, pensé que se trataba de una frontera del camino y que debia seguir por otro lado, pero; observe el extraño reflejo del sol, lo habia visto antes, era la barrera. Di algunos pasos atras y tomé impulso tras una energica carrera. Salté por los aires, y antes de siquiera comenzar a descender, ya me encontraba atravesando la membrana gelatinosa. *Espero que no sea nada caliente.* Pensé.