Los días pasaban, ya habían pasado tres días despues de la misión en la que Koneko tuvo que crear un informe sobre las niñas secuestradas, desde entonces Koneko tuvo pesadillas, pesadillas en las cuales veía como sufrian todas esas niñas inocentes y ella no podía hacer nada, solo observar, se levantaba demasiado temprano, el dolor creado por sentirse impotente ante el daño que les hacian a esas niñas todavía corroe a Koneko, pero no hay nada que hacer porque esas eran sus ordenes, esa misma mañana el Sensei llego a la casa de Koneko donde observo como todo estaba en desorden a pesar de que Koneko por ser mujer es muy organizada, el Sensei le pregunto a Koneko con preocupación -¿Koneko te pasa algo? Koneko con ojeras y con un mal humor contesto -No he dormido bien desde que vi ese laboratorio Sensei, ya no se que hacer, las ganas de matarlos no me las puedo quitar. El Sensei entendía la situación de Koneko con un tono pasivo y calmado le dijo -Sabes... si recuerdas bien lleve tu informe de esa misión a la base, allá me dijeron que no podían hacer mucho, no se el porque de esa respuesta pero debe ser importante, aunque me dijeron algo interesante y te lo dire a ti, que personas como esas murieran a nadie le importa, y sus familias estarían felices porque llevan mucho llorando, solo recuerda que necesito un informe que llenar cuando regreses Mientras el Sensei se iba, Koneko se puso a pensar sobre las palabras del Sensei, "Que mueran a nadie le importa" eran las únicas palabras que necesitaba Koneko para ir, Koneko se arreglo, tomo su katana con fuerza y la coloco en su cintura [Quiero verlos morir] pensó Koneko antes de salir de su casa, empezó la caminata de Koneko no feliz ya que ese gesto no era conocido por ella pero si entusiasmada por cortar cabezas, la mirada fría de Koneko asustaba a los pocos aldeanos que la veían caminar "Esa chica va a hacer algo" decían y pensaban todos, la mirada tan ría de Koneko hacía que los niños que la vieran empezaran a llorar como si pudieran ver los sentimientos de Koneko, ella siguio caminando ignorando los comentarios de la gente asustada, al acercarse al lago habían muchos pescadores estos miraron a Koneko pero de espaldas, parecía una joven niña muy hermosa, pero cuando Koneko se giro para ubicar donde es que estaba el laboratorio, los pescadores se asustaron, vieron como la falta de gestos y emociones de Koneko alejaban todo a su alrededor, Koneko camino sobre el agua y con cada paso que daba los peces se alejaban, las tortugas se metían en sus caparazones al ubicar en donde es que estaba el laboratorio siguió caminando, luego de unos cuantos minutos encontro la palanca que en ese momento brillaba por el sol tan intenso que había, momentos de silencio inundaron el bosque, Koneko se detuvo unos momentos a pensar sobre estas acciones, pero era tarde para cualquiera, ella estaba sumamente enojada, y completamente decidida a liberar a esas niñas, las hojas de los arboles empezaron su movimiento, el silvido del viento era hermoso como si fuera alguna clase de orquesta, el comer de las ardillas se podía escuchar, el aleteo de cada mariposa existente en el area era perceptible, parecía como si el tiempo se hubiera detenido en el momento en que Koneko ubico el laboratorio, movió la palanca sin hacer ningún tipo de gesto, se abrió la puerta del suelo y bajo por las escaleras electricas, al parecer todavía nadie se había dado cuenta de que Koneko estaba dentro del laboratorio y que probablemente intentaría matarlos uno por uno, Koneko suspiro levemente y puso clara su mente antes de acercarse a la siguiente puerta que ya era conductora al laboratorio, Koneko abrió lentamente la puerta, los cuatro sujetos dentro se giraron para observar quien era, Koneko al terminar de abrir la puerta dijo -Si van a rezar, haganlo ahora. la mirada fría de Koneko puso en alerta a los sujetos, uno de ellos se asusto por ver el mismo infierno descrito por el en los ojos de esa niña, los otros tres sacaron unas navajas muy pequeñas de apenas 10 centimetros de sus bolsillos, claro no eran nada comparadas con el tamaño de la Katana que Koneko Traía. Ella puso su mano izquierda en el mango de su Katana.

Koneko desenfundo su Katana y con una mirada sería dijo -Su tiempo de Rezar se acabo. los 4 sujetos estaban a 10 metros de Koneko, uno de ellos corrió con su navaja directo a Koneko, intentando darle en el pecho lo más seguro, pero Koneko era demasiado veloz para unos simples cientificos que apenas conocian lo que era una Katana, Koneko se movió ligeramente a la derecha, moviendo la Katana para cortar el abdomen del Sujeto, la técnica funciono momentos despues del ataque fallido del sujeto a Koneko su abdomen se corto, se dividio su cuerpo en parte superior y parte inferior, la Katana de Koneko tenía una marca ligera de sangre en todo su centro, el movimiento desesperado de otro sujeto no falto, uno de ellos corrió en un intento inútil de cortar uno de los brazos de Koneko, ella se movió agilmente a el lado contrario del ataque, quedando el brazo extendido del sujeto, Koneko movió su katana con velocidad y en un par de movimientos corto los brazos del sujeto, este callo al suelo por el dolor, Koneko se acerco al sujeto tirado en el suelo, observo a los otros dos sujetos que estaban a 5 metros de ella, dijo con mirada fría y voz helada -Ustedes no tuvieron piedad por las niñas que mataron y secuestraron, pero yo sere piadoza, los matare rápido. coloco la punta de su Katana sobre la cabeza del sujeto, especificamente en la frente hizo ligera presión y atraveso la cabeza del sujeto, la saco y la mirada de terror de los dos restantes era obvia, uno de los dos sujetos todavía tenia una navaja, se acerco con lentitud a Koneko y con lagrimas en los ojos, Koneko se acerco con lentitud y corto en un solo movimiento la cabeza del sujeto, esta rodo un metro llena de sangre, Koneko se acerco tranquilamente a el ultimo sujeto, este no tenía un arma ya que el miedo inicial evito que agarrara una navaja, el sujeto se arrodillo y dijo llorando -Lo siento, no lo volvere a hacer, perdoname por esta vez, prometo cambiar, no quiero morir. Koneko lo miro y dijo susurrando -Patético. Movió con suma belleza su katana y en un facil movimiento le corto la cabeza, Koneko estaba tranquila, todo su uniforme estaba lleno de sangre pero ella no lo había notado, se acerco capsula por capsula rompiendo una por una con un corte de su Katana, al terminar con las capsulas los cuerpos de las niñas se encontraban en el suelo, conscientes pero confundidas por lo que había pasado, de las 30 solo 25 se levantaron y quitaron unas mascaras que tenían oxigeno de sus bocas, las otras 5 no reaccionaban a ningún estimulo, Koneko se acerco a una de las maquinas principales, esta contenía una serie de números muy confusos, letras y signos extraños, al ser la más grande de las maquinas que ahí se veía Koneko decidió destruirla, enterró la punta de su katana en el tablero y al sacarla la maquina se apago, las niñas conscientes se acercaron a Koneko todavía confundidas por lo que había pasado y solo repetían "Quiero ir con Papá y Mamá", Koneko escucho unos pasos y cuando volteo era su Sensei que había traido refuerzos, Koneko se desmayo y su Sensei se encargo de lo que faltaba. Al despertar, Koneko observo que su Sensei estaba feliz al parecer todas las niñas vivas estaban con sus respectivas familias ya que pudieron regresarlas a sus padres a excepción de esas muertes que no pudieron ser evitadas, Koneko cerro sus ojos y pensó [No más pesadillas]. Al menos eso pensaba hasta ahora.