Una gota de sudor recorre mi espalda. El clima en la aldea podria llegar a ser sofocante. Entre la humedad y el sol penetrante, podría sofocar a cualquier persona. En días como el de esta mañana, se podría sorber un trago de agua del aire, debido al grado de humedad. Era alrededor del mediodía. A pesar del clima, mantuve mi posición firme. Había sido entrenado para ello. Me encontraba posicionado sobre la copa de un arbol, oculto entre hojas y ramas. Era un sitio peligroso, no habian civiles presentes, mucho menos transeuntes. Era un lugar a las afueras y al sur de la aldea, en donde se sospechaba la existencia de un puerto clandestino, destinado al trafico ilícito de mercancía, droga e incluso personas. Era manejado por una mano poderosa dentro de la mafia, y se sospechaba que incluso actividad ninja se encontraba inmersa en el trabajo. Pero, nadie hacia nada para solucionarlo. Sabiendo esto, que podría estar haciendo un joven de 16 años, postrado entre los arboles, oculto jugando al papel del cazador. La respuesta era simple, sirviendo a la nacion.
Todo comenzó esta mañana, cuando recibi una de las primeras actividades de valor para la aldea. Un pequeño habia sido secuestrado por lo que se creia era una banda de malhechores, errantes, mejor conocido como gitanos. Los había visto en las partes baja de la aldea en varias ocasiones, asi que dispuse mi mañana a recolectar información. Tras algunas amenazas y golpes, logre dar con el paradero de uno de ellos.
Me desvié hacia la zona oscura de la aldea, donde la escoria yacía. Entre en un bar, de mal a muerte. Ojos se postraron sobre mi. Un infante en un lugar para basura social. Mantuve mi compostura y la guardia en alto. Identificar al sujeto fue un tanto difícil. Todos lucían, y olían igual. Aspecto deplorable, cabellos desgreñados, olor a licor rancio y orina. Pero; solo uno de ellos contaba con la descripción clave contada por un testigo: Una pierna falsa de madera. Y ahi estaba, sentado en la barra.
Con malicia avance al interior, cruzando por las mesas y sentandome frente a la barra, justo a su lado. El bullicio era ensordecedor, pero me asegure que mis palabras llegaran a sus oidos. -Escuchame, Gitano. Carroñero. La guardia shinobi de la aldea conoce de tus actos vandalicos, asi como de tus compañeros antisociales. - dije en tono desafiante. El cantinero pone un vaso con un liquido amarillento sobre mi, mi mirada se postra sobre con un ceño en desaprobacion. -Quisiera que me dieras toda la informacion que necesito, a menos que desees que aplique un castigo medieval sobre ti, unos dedos menos... quizas algun organo. - Vierto el liquido en el suelo arrojando el vaso lejos. Observe sus manos empuñadas, pensando, estaba planeando algo. Sin embargo, lo que sucedio despues no lo habria imaginado ni en un millon de años. El sujeto se dio a la fuga. Corrio hacia la salida. Por un segundo quede perplejo al ver como se mecia sobre su cuerpo arrastrando su pierna falsa por el suelo...
Sople mi cabello y apunte mi mano en su direccion, en una fraccion de segundo, una telaraña se encontraba abrazando su torso, retrocedi mi brazo y haciendo uso de una fuerza sobrehumana, arrastre su cuerpo como una pluma haciendolo estrellar contra la barra a mi lado. Un silencio se hizo presente. Todos habian observado lo sucedido.
Tome un kunai y lo acerque a su garganta. -Cooperaras.? - Solo eso basto, para que comenzara a cantar cual canario.
Visualice la posibilidad que fuera falsa su informacion. Asi que; a unos metros de distancia lo amarre y amordace, al tronco de un arbol. Si resultaba ser falsa su informacion, lo iba a lamentar.
Para su suerte, no fue asi.
Una caravana iba andando en carruajes, alrededor de 20 personas. Entre las sombras que me proporcionaban los arboles, lance varias telarañas que sin hacer ruido, inmovilizaron a todos los sujetos al suelo sin poder moverse. Los caballos alterados se dieron a la fuga.
Descendi, sin problema alguno. Me acerque hacia el carruaje principal, el cual habia sido abandonado por uno de los corceles, y lo abri. En su interior, un anciano gitano, el lider supuse, se encontraba amenazando al niño con un cuchillo. Insinuando su asesinato si no me marchaba. Sonrei.
Mientras un kunai era atravesado por su espalda. Habia sido engañado por una ilusion bushin, mientras yo acababa con la victima, inmovilizandola sin provocarle la muerte. -Mi mision era rescatar a este niño, no acabar con su vida... consideren su dia de suerte. - Le ofrezco una mano al infante, quien con unos ojos de admiracion tomo la misma, y avanzamos hacia la aldea, dejando a aquellos maleantes atrapados en redes, pero con un pequeño regalo. Chasquee mis dedos y una telaraña catapulta se activo, lanzando varios kunais explosivos por todos lados. El viento de la explosion abanicó mis ropas, mientras una sonrisa se dibujaba en mi rostro. La escoria, no merece vivir. ~