Mi cuerpo se desvaneció. Como si su existencia hubiese sido eliminada de la tierra. Sin pre aviso, sin movimiento, simplemente se esfumo en el aire. La verdad no es mas distante que lo imaginado. Al verme envuelto en una encrucijada de poderes, supuse que el momento no era el adecuado para tener la "charla" que ansiaba tener con el líder de la aldea. Parte de la estrategia de un buen conquistador es la paciencia.

Mis dedos aun sangran. Abusé en la herida que debía ejercer para el pacto de invocación. Debía detener ese formidable ataque de ese sujeto. La aldea no debe pagar por la negligencia de sus gobernantes. Cuando el gran cuerpo militar se hizo presente, supe que mi presencia no era mas necesaria en escena, asi que me desplace a una velocidad luz hacia acá, lo alto de las colinas. En mi camino hacia la aldea pude dejar un sello aislado, justo en este precioso punto de vista, donde puedo observar todo con claridad.  Estaré aproximadamente a unos 8 kilometros desde donde actualmente se desempeñan los acontecimientos de la aldea.

Si el hokage es lo suficientemente poderoso para evadir a este sujeto, pues; tendré que reorganizar mi estrategia, de lo contrario, si perece en las manos enemigas, pues mi trabajo estaría hecho. Solo era cuestión de tiempo. Cuestión de paciencia... y estrategia. Realice unas serie de sellos. Gamakichi apareció justo a mi lado. - Observa Kichi. Se me han adelantado a los acontecimientos. Supongo que sabes que esto significa que debemos aprovechar la situacion. Ten, lleva esto, sabes que hacer. - Le entrego un rollo pergamino al sapo, el cual lo toma y se marcha en direccion norte, bajando las colinas.

- Veamos Hokage. Cual es tu potencial. - Pienso mientras recuesto mi cuerpo al tronco de un solido árbol, saque una bola de cristal desde mis bolsillos, de tal forma, podría apreciar mejor la batalla y las tecnicas de todas las partes. Por ahora me permitiría la opcion de solo disfrutar del espectáculo.