Pasó los límites de la mediocre aldea a gran velocidad, sin embargo la velocidad a la que se desplazaba no era suficiente como para no poder lamentarse por la patética condición en la que vivían los aldeanos de la susodicha. Puestos en ello, se anotó en su agenda mental que destruiría Kusagakure de pasada, pues un hombre la había mirado mal y a ella no le gustaban esas actitudes. Invisible e inrastreable, Shannaolette se adentró en las rutas de Konoha sin poder ser percibida mientras consumía el contenido de un frasco, siendo su sigilo uno que daría escuela a tantos otros ninjas que se dejaban llevar por el poder absoluto.

Cada vez más cerca de Konoha sobrevolando los cielos por medio de "la levitación", pudo seguir con su camino fácilmente pasando totalmente por desapercibido de los ojos del resto de las personas y del resto de sensores en la zona.

Sentía ganas de investigar el estado de aquella odiosa mujer, sin embargo, tenia confianza en su poderío, sabía que sus habilidades no eran de tomar a la ligera y que si ella moría, entonces el mundo me habría hecho dos favores, me había entregado un regalo con la muerte de esa arpía y me había dado la oportunidad de retornar a la guerra, algo que no tomaba a la ligera, jamas. Sin embargo, eso era cosa de otro momento, ahora konoha solo me serviría como paso libre para ir a Kiri. El trayecto era largo más con un poco de hidratación y una mente enfocada, todo se tornaba fácil y sencillo. Al llegar a la orilla del agua, tome un bote sin preguntar aunque deje suficiente dinero para el alquiler o quizás incluso la compra del mismo, había olvidado el valor del dinero tras haber pasado tanto tiempo encerrado en una oficina mirando por la ventana a la nada y leyendo expedientes que realmente no llegaba a comprender. Tome el bote y me marche, Kiri sería el siguiente destino.