Cabaña en La Pantomima

Tema: Cabaña en La Pantomima Dom Ene 11, 2015 8:11 pm

LA PANTOMIMA

Spoiler:

No había nada estrellado en el cielo. Ni un farol que alumbrara el camino entre las trochas de roca y estaño. Bajando por una escalinata, justo detrás del cementerio al norte de la aldea, se podía acceder a un lugar conocido como La Pantomima. Un callejón, caótico, pecaminoso, y soez.

Su lugar era poco conocido. Mas aun, poco recurrente. Solo aquellas personas perdidas en las garras del demonio acudían acá, en donde todos aquellos mandamientos bíblicos eran violados como prematura en burdel. Los colores escaseaban, así como otro aroma que no fuera el ganjah y alcohol. Era un lugar tenue, gris; sobretodo peligroso.

Vistiendo mi habitual túnica opaca y rasgada, andaba entre las calles pateando cuerpos inconscientes producto de las drogas excesivas, aca se podia observar lo peor de la humanidad. Llevo conmigo un gran bulto negro, de aproximadamente metro y sesenta y cinco centímetros. Este lugar era como un jardín de tulipanes para mi, la miseria... ver la decadencia humana reunida, y pidiendo a gritos morfina o muerte.

Al final de aquel callejón, en donde se encontraban varias tiendas clandestinas, se encontraba una pequeña cabaña de madera. Sigo arrastrando aquel enorme paquete, sin mayor esfuerzo, mientras silvo una melodía que algunos por los alrededores conocerá, y avisa de mi presencia.

Ingreso a la cabaña, dejando el bulto tirado en un rincón. El interior quizás era mas bizarro que todo el callejón entero. Grandes frascos con partes humanas conservadas en formol, restos de animales disecados en estantes, cera de velas apagadas colocadas en diversos lugares, y en medio de toda la habitación, una estatua de mármol de lo que parecía ser un ser cornudo y musculoso, similar a un hombre con aspecto de carnero. Justo en frente, un enorme pentagrama dibujado con sangre. La luz era diminuta, apenas algunas velas permanecían encendidas. El olor a putrefacción solo era disipado por el penetrante formol.

Disipo un poco el suelo con los pies, retirando restos de ceniza y huesos, extiendo mi brazo en el suelo, siento la vida, el chakra corría por la madera creada por mi mismo, una cabaña embrujada que devoraría a quien sea que se le ocurra tan siquiera ingresar dentro, todos lo sabían, pero no fue suficiente advertencia para él. Una compuerta en el inferior se abre al reaccionar con mi chakra, y entonces el intruso es liberado. Antes de que siquiera pudiera dejar escapar un espasmo, lo tomo por el cuello clavando mis uñas en su garganta, impidiendo que dejara escapar palabra alguna, acerco mi boca a su oído y susurro - Shhhhhhh... Es hora del Té. - Una espeluznante sonrisa escapo de mi rostro, tire de su cuerpo en el aire y tras un giro rapido, tome mi guadaña con mi mano derecha y corte su brazo izquierdo. Un estallido de gritos resonó dentro. Camine un poco hacia una mesa redonda en donde mucho humo y se escapaba por una chimenea, tras verter el brazo mutilado, comienzo a revolver. El sujeto continuaba revolcándose de dolor y miedo, había intentado correr pero unas ramas lo sujetaban de rodilla al suelo. Con un cucharon sirvo 2 tazas del viscoso liquido vinotinto. Me acerco a él, observando sus ojos de desesperación. Era joven, tendría a lo mucho veinte años. Su mano derecha intentaba detener la hemorragia en su hombro izquierdo. -1 terrón de azúcar o 2? - Insinuó a la victima, quien aun no deja escapar otra palabra que no sea *Por favor*, *Piedad*, *No me mates*... Añado 8 terrones de azucar en ambas tazas, y le hago llegar una de ellas. - Bébelo, y podrás irte sin problema. - Le digo al sujeto mientras llevo mi taza hacia mi boca y doy un corto sorbo. El liquido pasa a través de mi garganta quemandola un poco. ¿Que esperanza podría tener esa persona? solo obedecer. Tras beberse todo el contenido, lo deje marchar. Camine de nuevo hacia el mesón con la chimenea, y extraje un poco mas del liquido. Era un nuevo producto de mi creación. Con este ya sumaban cuatro diferentes. Sonreí al ver su burbujeo espeso, cuando escucho el grito final... todo había salido tal como esperaba, un poco desdichada si tu muerte es patrocinada por tu propia sangre.

Tema: Re: Cabaña en La Pantomima Mar Ene 13, 2015 12:13 pm

La noche había caído en la aldea de la arena, vientos leves soplaban por las calles oscuras por las que transitaban, aun así, el calor era agobiante, por lo cual no había muchas personas en las calles, solo gente en desgracia, que carecía de hogar y estaba en la ruina por diferentes sustancia consumidas. No había luna en el cielo, ni tampoco estrellas, todo estaba escondido tras un manto de oscuridad total que no dejaba ver alrededor. Su propia silueta era invisible, podía camuflarse perfectamente de no ser por el ruido que provocaba al caminar, siendo este a propósito y sobre todo, aquellos ojos, rojos como la sangre, brillantes como la luna, que avanzaban, fijamente hacia adelante. Su aspecto era espectral y no ayudaba en nada que solo a metros de distancia, se encontrara el cementerio donde eran enterradas las personas de la aldea.

Cuanto mas avanzaba tenia mas claro su destino, el olor a putrefacción se sentía a calles de allí, ¿Como alguien podía vivir en aquella porquería?, era como vivir dentro de cloacas rebalsadas de mierda. Aun así, no le importaba, mas allá de que aquella, se trataba de su propia aldea, la cual se suponía, debía cuidar y proteger. Una cabaña de madera se hacia presente delante suyo, se detuvo unos momentos y alzo su mirada a esta, exhalo aire por boca, el sonido fue claro y resonó en las paredes del callejón, y desde los costados de su mascara, expulsaba una gran bocanada de "humo blanco" que pronto se disipaba en el aire. Entro a la cabaña sin siquiera golpear, solo lo hizo, la puerta rechino, rompiendo el silencio que dominaba el lugar, eliminando cualquier posibilidad de entrar a escondidas a la casa, y vio allí, sin siquiera inmutarse, como si fuera algo normal, partes de cuerpos humanos en frascos, animales, sangre en las paredes, cosas que de ver un niño, seria algo que lo traumatizaría de por vida. Miro hacia los lados y allí pudo verlo - Ha pasado tiempo, con que aun sigues aquí. - Dijo, advirtiendo su presencia allí, no quería sorpresas ni violencia, aun así, suponía que ya había advertido su presencia allí, no había nada que temer de parte de ninguno de los dos. - No te quitare mucho tiempo. - Dijo en un tono burlón, pero tranquilo y a la vez, de cierta forma tétrico, gracias al tono de su voz. Sacaba su brazo derecho, totalmente vendado de su túnica negra, pudiéndose ver en su mano un pequeño pergamino. - Tengo una tarea para ti, ¿podrás con ella?. - Pregunto en un tono retador, aun así, confiaba en sus habilidades, de no ser así, aquella misión habría sido dada a alguien mas apto. No tenia mucho tiempo, aquel que se encontraba allí no era mas que un clon de insectos que había mandado al cual no le quedaba mucho espacio para moverse, se encontraba ya muy lejos, esperaría que aquel hombre tomara el pergamino y diera su respuesta para luego, desaparecer en cientos de insectos que se dispersarían por el lugar.

Mision Rango S:

Tema: Re: Cabaña en La Pantomima Mar Ene 13, 2015 4:24 pm

Las noches de luna nueva, realmente sacan lo peor de mi. Cuando en el cielo escasea cualquier astro, es cuando desaparece cualquier habito cotidiano o moralista. Es como si el cielo nocturno me diera la libertad plena de hacer lo que desee bajo su manto oscuro. Así lo sentía, sabia que esta iba a ser una de esas noches. Me encontraba frente a un gran caldero herviente, preparando una pequeña pócima especial con ingredientes particulares; Piel de sapo con secreción, carne humana, 3 plumas de cuervo, una cola de escorpión y un toque de sangre para dar el pequeño eslabón restante. Justo cuando me encontraba embotellando aquella pequeñas muestras un tubos capilares, la puerta se abre despacio y escucho su desagradable voz. -Pero que agradable sorpresa nos trajo Cain esta noche. - Digo sin girarme de mi posición. Escucho sus palabras mientras termino de envasar hasta la ultima gota. Me doy vuelta y miro su pálida mascara habitual, hacia ya cuanto tiempo había dejado de mostrar su rostro, ya lo había olvidado. Su propuesta era clara, necesitaba de su viejo verdugo una vez mas. - ¿Es esto otros de tus planes querido? Acaso volverás a tus días rebeldes de la academia...- Digo mientras camino hacia él y tomo el rollo de color negro en mis manos. Lo despliego de inmediato y leo rápidamente su contenido. - Ya veo, sinceramente nadie en esta aldea esta en mejores condiciones para cumplir con este recado... y sobretodo, no cuentas con otro shinobi de categoría para no pedir explicaciones al respecto. Eres todo un demonio Sty, no has cambiado nada. O acaso...- Me acerco hasta lo que estaba seguro se trataba de otra de sus replicas asquerosas hechas con bichos - ... Quizas hayas cambiado un poco. - En mis ojos se dibuja una imagen de satisfaccion. Ideas brotaban en mi cabeza. Sabia perfectamente lo que haria, despues de todo... siempre he sido conocido como un agente del caos. - Cuenta conmigo, ve y lleva la informacion, te haré el favor. - Al decir estas ultimas palabras una rama perfora la retaguardia del sujeto, obligandolo a desaparecer en miles de pequeños insectos que pronto se desvanecieron del lugar.

Tome mis pertenencias. Sabia que estaba un tanto oxidado, pero habia tenido el tiempo suficiente para preparar hermosas creaciones que pronto verían la luz del dia. Llevo conmigo un pequeño maletín con algunos instrumentos necesarios, ademas de muchos frascos de un material y sumamente resistente. Tomo mi guadaña y la aferro a mi espalda, asegurándola a un pequeño cinturón que abraza mi abdomen. Por ultimo, un pequeño artefacto que habia estado guardando para una ocasión similar. Una ultima sonrisa se dibuja en mi rostro, y tras unos sellos hechos, la cabaña desaparecio en la tierra, con toda la evidencia consigo. De igual forma, me escabulli en los simientos de la aldea, rumbo a mi destino.

Tema: Re: Cabaña en La Pantomima Lun Mayo 04, 2015 9:40 am

Habia pasado ya unos pocos minutos desde que aquel escape de su propio despacho del cual por poco habia salido con vida. Había caminado durante un rato, pasando desapercibido, su verdadera imagen se había hecho presente por lo que solo parecía un aldeano más entre tantos, aun asi, su invisibilidad lo respaldaba, nadie podia verlo. Había entrado en la parte baja de la ciudad, ahí donde las personas no se atrevían a entrar, un paraje totalmente solitario que solo aquellos que se perdían podían entrar, tenía una última misión antes de salir de allí, sabía que podía confiar en él, tal vez el shinobi más leal a sus órdenes y el único el cual no lo había defraudado en lo absoluto, aquel que lo conocía mejor que nadie, que se había anticipado a sus movimientos. No habia nadie en un radio de 100 metros, sus insectos habian sido de gran ayuda, no reportaban señal de chakra alguna que indicaran que alguien o algo lo habia seguido, aun asi, mas de sus insectos se esparcian tanto por el terreno como por su alrededor. Había llegado al fin a aquel lugar donde se encontraba la pequeña cabaña de su subordinado, aun así, no había nada allí - Aperi oculos ad caliginem - Musito aquellas palabras casi inaudibles, además de que no había nadie alrededor y de pronto, desde el fondo de la tierra, nuevamente apareció aquel escondite, el olor a putrefacción no tardaba en salir a los alrededores.

Entre nuevamente a aquel lugar, todo estaba como la última vez que había estado allí, conocía el lugar casi como la palma de su mano, sabia donde guardaba cada una de sus cosas, aun así, me tomo un par de minutos encontrar aquel dispositivo, por supuesto, lo había escondido muy bien, no se encontraba a simple vista, resguardado en una cámara secreta bajo contraseñas que solo Sebastien y el conocían, desde hacía mucho tiempo le habían sido proporcionadas, aunque le pareció algo descuidado que desde aquellos días no las hubiera cambiado. Después de un rato pudo encontrarlo, allí estaba, esperando ser activado en el momento indicado, toque aquel botón rojo que lo activaba y rápidamente deje el lugar, diciendo unas palabras al salir por la puerta que nuevamente, que desaparecieron la cabaña en la tierra, sin dejar rastro alguno de que alguna vez hubiese habido algo allí. Todo había terminado, solo debía salir de ahí cuanto antes, se preparó e hizo una serie de sellos, desapareciendo de alli sin dejar rastro alguno.

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