Susano
Hokage
Ryous : 2000R Mensajes : 124 Fecha de inscripción : 10/01/2015
| Tema: Calmando al Matón Miér Mar 11, 2015 5:07 pm | |
| ¿Y qué? ¿Tienen otro delicado trabajo para mí?- Preguntó desafiante mientras entregaba el informe de la misión finalizada con anterioridad, a la par que pedía otra de forma… Sutil. Los encargados lo miraron enarcando una ceja y suspirando como si quisieran decir “ya está el mismo de siempre”- Pues ahora que lo mencionas…- Dijo uno de ellos, aquel que parecía de más avanzada edad y de cuya nariz se apoyaban unos lentes de media luna. Rebuscó por unos segundos entre el papeleo y estiró una hoja con los detalles de la misión para que Fenris la tomara, acción que no tardó en realizar el celeste.- Si, lo tenemos.- Dijo el encargado satisfecho.- Como puedes notar, la tarea es sencilla y quizás sea más de tu agrado.- Empezó a relatar, al tiempo que Fenris echaba un vistazo sobre el papel que en aquel momento reposaba en sus manos.- Puede parecer ridículo pero no podemos dejar que surjan estas individualidades. Si el malhechor sigue creyéndose capaz de realizar tales actos, puede convertirse en una persona potencialmente peligrosa. -El Yuki simplemente suspiró y abandono la estancia, cuanto antes se ocupara de aquello, mejor.
Complicado fue rastrear a quien debía enseñar modales. Tal parecía que había alguien que agredía, principalmente de forma verbal, a todo hombre, mujer y niño que pasase a su vera. Como era lógico, dicho personaje mantenía un terror psicológico sobre todos aquellos habitantes que tuviera cerca. Así pues Fenris debía ocuparse de eliminar esa tensión, aunque él no fuese precisamente un caballero. En definitiva, se le había dado la ubicación exacta de su objetivo, pero al llegar dicha persona no estaba en el lugar. Varios grupos callejeros se distribuían por el extenso callejón, por lo que Fenris inicio el interrogatorio para saber dónde se había escondido su objetivo. Basto un par de palabras… Y de golpes… Para sonsacarles el lugar donde se encontraba el bravucón al que debía evangelizar. Se puso en marcha de inmediato, dejando tras de sí un mar creciente de murmullos que escupían improperios y maldiciones.
Una pequeña taberna en los suburbios de la aldea. Rodeado de un grupo de amigotes que le había advertido de que la aldea había enviado a un shinobi para hablar con él. Fenris confirmó su objetivo y avanzó hacia él sin dilación. Era de su estatura, lo único que imponía de aquel bravucón era la inmensa gordura que poseía. Fenris estaba seguro de que aquel hombre no podía verse la punta de los pies.- ¿Qué? ¿Vienes a darme un sermón?- Preguntó jocoso y toda su grasa se movió al son de su risa, los demás lo corearon. Fenris no se detuvo.- No… Yo golpeo primero.- Contestó, y a menos de un palmo de la cara de aquel obeso lanzó un derechazo que al impactar notó más carne que hueso.- Y pregunto mientras golpeo.- Concluyó, lanzando otro puñetazo, esta vez con su zurda, buscando el estómago de su objetivo entre tantas capas de grasa. Los demás quedaron perplejos, quizás no se esperaban que el celeste fuera directo al grano, quizás creyeran que al verse superado en número, el shinobi se retiraría. Aquello no funcionaría con Fenris…
El lio que se armó no fue pequeño. Sillas, mesas, botellas… Todo objeto que pudiera ser usado para golpear, era usado para golpear. Aquel bravucón se llevó buenos golpes antes de que sus amigos reaccionaran y empezaran a defenderlo, entonces el lugar se volvió un todo contra Fenris, quien se valía de su entrenamiento ninja para sobre ponerse a aquellos matones de poca monta. Al final Fenris logró hacerle ver al bravucón lo que pasaría si volvía a intimidar a la gente de la villa. Si volvía, su estadía sería más larga. Aquello bastó para el objetivo, solo había que darle tiempo a ver si se atenía a su palabra. Sin más que hacer, Fenris abandonó el local. |
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