Apartamento de Ashara Dayne

Tema: Apartamento de Ashara Dayne Jue Ene 15, 2015 3:53 pm

Plano del apartamento:

Es un lugar agradable, increíblemente cálido tomando en cuenta su ubicación en las montañas. Se encuentra en una de las edificaciones más modernas, muy cerca del despacho del Tsuchikage dadas sus actividades allí, para las cuales debe estar siempre disponible.

Tiene 3 habitaciones (básicamente solo por el espacio, no porque de verdad se usen), 2 baños, sala, comedor, cocina, terraza, área de servicio y un cuarto para la muchacha de la limpieza. La habitación principal es amplia y bien iluminada, cuenta con vestidor y baño propio, este con plato de ducha, y jacuzzi con hidromasaje.

El mobiliario del apartamento era ultra moderno y de lujo, todo lo que alguien con un buen sueldo podría pedir. Asientos de piel, maderas preciosas, cocina modular con tope de granito natural en color negro y pisos en porcelanato de estilo imitación de madera.

La decoración muy sobria, al estilo minimalista. Paredes blancas con algunos cuadros o retratos en blanco y negro y color splash, detalles en rojo aquí y allá. Un jarrón en la sala de tamaño medio relleno con ramas secas pintadas de plateado. Los muebles en color oscuro, negros y marrones, y los aparatos de la cocina en negro y plata.

Tema: Re: Apartamento de Ashara Dayne Miér Ene 28, 2015 1:50 pm

Las llaves resonaron y el sonido de la cerradura abriéndose inundó el ambiente. Atravesé la puerta y mis manos se dirigieron como accionadas por un control al interruptor eléctrico que pone en marcha el mecanismo de las ventanas. La luz del exterior se fue filtrando, chocando contra los muebles y creando sombras alargadas por todo el piso de simulación de madera. Cerré la puerta detrás de mí y fui caminando todo el pasillo hasta mi habitación, la cual se encontraba al fondo.

Entré directo al baño, sin echar un vistazo a ninguna de las estancias. Me desnudé y arrojé las ropas manchadas a un cesto de ropa vacío. Era mucho más fácil quemar esas prendas que intentar quitar esas malditas manchas, ya había pasado por una situación medianamente similar y la experiencia me servía para ni siquiera hacer el intento. Abrí la llave de la ducha y me coloque bajo el chorro, no sin antes soltar mi cabello de la coleta que me había hecho más temprano.

El agua fría corría por mi cuerpo, dando pequeños aguijonazos sobre mi piel al chocar contra la superficie. En situaciones como la vivida era mejor tomar un baño caliente, sin embargo, tomando en cuenta el coraje que circulaba por mi sangre el agua fría ayudaba mejor a bajarlo. Subí mi mano y toqué la base del lado de mi garganta que había sido lastimado. Fruncí el ceño y me sumergí un poco más bajo el chorro helado.

Kenshin tenía una malsana tendencia a la violencia, pero su reacción a mi intervención en el despacho hacia sido ciertamente exagerada. Shannaolette debió irritarlo mucho más de lo que pensé en un primer momento. Su desbalance emocional era sólo comparable a cuando entraba en estado de frenesí durante el sexo. Quizás debería estar acostumbrada a ello, pero siempre me sorprendía lo cruel que podía llegar a ser... E, irónicamente, eso me excitaba... Por alguna razón.

El agua fue cayendo hacia el filtro de desagüe, degradando su color de rojo intenso a cristalino a medida que mi cuerpo iba siendo limpiado por las frías gotas. Tomé el gel de baño y la esponja y procedí a limpiarme a consciencia, dejando que mis frustraciones se liberaran con cada pasada de la misma sobre mi piel. Sólo me detuve al sentir un escozor a lo largo de mi brazo izquierdo, bajé la vista y miré el arañazo en carne viva ir desde mi muñeca hasta la parte superior del codo. Fruncí el ceño nuevamente y luego suspire, dejando viajar el dolor por mis terminaciones nerviosas, actuando como un bálsamo. Sonreí ligeramente. El líquido trasparente se llevaba consigo la espuma así como mis deseos de colgar a alguien por las bolas... Pero ya tendría oportunidad de eso en alguna otra ocasión.

Cerré el grifo y respiré profundamente. Mi cabello mojado cubría casi por completo mi cuerpo. Lo retiré a un lado, por encima de mi hombro, y agarré una toalla, envolviéndome en ella y saliendo de la ducha. Me coloqué frente al espejo y, tomando un cepillo de dientes separados, peine los mechones, deshaciéndome de los nudos y elaborando una trenza francesa en el proceso. Sequé mi cuerpo y fui al vestidor, sacando unos pantalones cargo azul medianoche, una franela de malla negra manga 3/4 con los hombros al descubierto y otra de algodón liso y sin mangas color burdeos. Me puse la ropa, demorándome lo justo para colocar todo perfectamente, enrollé un vendaje alrededor de mi muslo derecho y enganché el porta-kunais asegurándolo bien, me puse las botas, agarré la bolsa que contenía mis armas entre otros utensilios y salí de la habitación camino a la puerta.

Me detuve un instante para cerrar las ventanas pulsando el botón que había apretado al llegar. La oscuridad se tragó todo, sumiendo la estancia en una tranquilidad insoportable para alguien que amaba el caos. Di un último vistazo hacia atrás y salí cerrando la puerta tras de mí.

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