Localizada en una diminuta llanura creada de forma artificial con técnicas de naturaleza doton, la entrada a la aldea constituye el único punto a través del cual es posible ingresar si se anda a pie pues esta se encuentra rodeada de una gran cadena de montañas, acantilados y otros accidentes geográficos. Algo que fue aprovechado por los aldeanos quienes levantaron una gran muralla sobre las mencionadas montañas; hecha con un metal altamente resistente recubierto por ladrillos, con una altura promedio de diez metros y cinco de grosor, con el objetivo de aumentar el nivel de protección y facilitar el patrullaje de los vigías que se encargan de revisar esta zona tan irregular. En adición a esto, dicha edificación fue dotada en distintos puntos estratégicos de sensores de chakra de largo alcance que permanecen ocultos y que por sí solos permiten detectar a cualquier individuo que se localice a 500 metros de distancia de modo que contribuyen eficientemente con las labores de inteligencia.

Las puertas de la aldea siempre están abiertas por lo que los guardias de turno simplemente se limitan a observar a quienes entran. Cabe aclarar que esta situación puede cambiar si el Raikage lo considera o se declara un estado de emergencia.